Más de 5 millones de mayores siguen sin vacuna ante una cuarta ola que podría durar dos meses

 

Que vaya a haber o no una cuarta ola parece que ya no es objeto de debate para la mayoría de epidemiólogos y microbiólogos. Los expertos ven inevitable este incremento de casos que ya se está produciendo en una decena de comunidades autónomas. Y la razón de este aumento de contagios tiene que ver con dos factores: la expansión de la variante británica y que, con la desescalada, muchas personas han roto sus burbujas de convivencia.

Así, los científicos consultados por 65Ymás reconocen que, una vez comienzan a subir las infecciones, es difícil controlar que no se produzca un aumento rápido, sobre todo, con mutaciones más infecciosas, como la británica. Y, en esta ocasión, al parecer, ni las restricciones -que ya no son tan efectivas como hace un año- ni el rastreo ni las cuarentenas lograrán impedir la cuarta ola, aunque sí podrían limitar, hasta cierto punto, su impacto. Por ello, la principal arma con la que cuentan los estados para combatir este repunte es, ahora mismo, la vacuna.

Sin embargo, la escasa llegada de dosis -en casi cuatro meses, únicamente se han inyectado 6.839.736 vacunas en España- tiene como consecuencia que menos del 60% de los mayores de 80 años estén inmunizados, siendo uno de los colectivos más vulnerables al virus. Y, según explican los expertos, es probable que la cuarta ola afecte también a este colectivo, ya que más de cinco millones de personas de más de 65 años siguen desprotegidas desde el punto de vista inmunitario (en España hay 2,8 millones de personas de más de 80 años, lo que supone el 31% de los mayores de 65 años, que son algo más de 9 millones).

Dos o tres meses de ola

“La dureza de la ola dependerá de si podemos acelerar la vacunación y del comportamiento y tipo de medidas de restricción que se pongan en marcha. También podría influir que la variante brasileña se haga mayoritaria. De momento, no lo es, pero está entrando y tenemos dudas sobre cómo afectará a la eficacia de las vacunas actuales», sostiene el epidemiólogo de la Universidad de Oviedo, Pedro Arcos.

“Con la experiencia anterior del comportamiento de estos virus, básicamente, la duración de esta ola podría ser de entre dos y tres meses, más o menos. Todo está influido por el tipo de medidas que se adopten. Si son muy restrictivas y rápidas, el pico es más corto. Si no, suele ser más largo”, asegura.

Eso sí, añade, por mucho que se tomen medidas, es improbable que éstas impidan, en principio, una ola en los próximos días, al menos, en la mayoría de comunidades. “Evitar una subida de casos es muy difícil, pero que el aumento sea muy intenso, sí es factible. Hay una parte que depende del comportamiento del propio virus y, otra, que tiene que ver con lo social y la posibilidad de vacunar”, indica.

A pesar de todo, matiza, tampoco el porcentaje de la población vacunada es suficiente para ralentizar la expansión del virus. «La gente se está infectando ya. Y no nos sirve decir que dentro de tres meses tendremos a más personas vacunadas ya que, en ese tiempo, se habrán contagiado, habrán sido hospitalizadas o se habrán muerto. Por ello, el inmunizar a mucha gente ahora sólo puede servir para lo que suceda dentro de varios meses”, argumenta.

 

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¿Una ola con menor mortalidad?

Coincide con las tesis del profesor Pedro Arcos, el investigador de la Universidad de Leicester (Reino Unido), Salvador Macip. «La cuarta ola es probable que aparezca en los próximos días. Parece casi inevitable, dado que suele pasar cuando se relajan las restricciones, pero depende, sobre todo, de nuestra actitud. Es de esperar que no sea tan pronunciada como las anteriores, porque ahora sabemos mejor cómo lidiar con un aumento de casos, pero si nos relajamos demasiado y no hacemos suficientes test para controlar las zonas donde hay rebrotes, el pico se podría descontrolar otra vez», pronostica.

Aun así, Macip entiende que esta ola será menos mortal. «Por suerte, una parte de la población de más edad ya está vacunada, y eso reducirá los ingresos hospitalarios y la mortalidad, pero aún queda mucha gente susceptible sin protección», avisa.

 

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Extensión del Estado de Alarma

«La magnitud de la incipiente cuarta ola dependerá de cuatro factores: A) qué tanto nos ajustamos a las medidas restrictivas establecidas para Semana Santa y si no nos relajamos prematuramente o desescalamos apresuradamente; B) qué tan bien mantenemos la guardia en alto con relación a las medidas sanitarias, intensificando las acciones de diagnóstico precoz y rastreo exhaustivo; C) cuán penetrantes sean las nuevas variantes que, al ser más contagiosas, determinan una transmisión más acelerada, además de que alargan las estancias hospitalarias y con ello mantienen alta la presión asistencial y, D), cuán rápido avanzamos en la vacunación y protegemos a los grupos de población más vulnerable con celeridad», resume el exdirectivo de la OMS, Daniel López-Acuña.

Por esta razón, el experto avanza que, aunque haya más población vacunada, la cuarta ola «no estará exenta de problemas» y «puede recrudecer la presión asistencial».

Asimismo, advierte: «Puede tener una duración de varias semanas, abarcando abril y mayo y, seguramente, requerirá una extensión del Estado de Alarma -que termina el 9 de mayo-«.

 

Riesgo de colapso hospitalario

Finalmente, avisan los expertos, no es descartable, de nuevo, que vuelva el riesgo de colapso del sistema sanitario. Y, por consiguiente, es previsible que muchas comunidades autónomas vayan a volver a cerrar o a restringir la actividad en los sectores que reabrieron hace un mes -en la mayoría de CCAA- y es probable, si se siguen las mismas políticas adoptadas durante la tercera ola, que se terminen limitando las interacciones sociales durante las próximas semanas.

Y es que, las nuevas variantes parecen afectar más a personas más jóvenes, lo que podría saturar más las camas de cuidados intensivos de los hospitales. “La variante británica produce una carga viral muy alta, porque se reproduce mucho dentro del organismo. Y quizá va a mandar a la UCI a gente más joven, en la franja entre 40 y 50 años”, explica la inmunóloga del CSIC Matilde Cañelles.

«Parece otra pandemia distinta y no sabemos cómo se va a comportar la variante. Los casos ya están aumentando y el problema es que no nos activamos hasta que empiezan a llenarse las UCI. Estamos un poco confiados, porque ya están vacunados los mayores de residencias», comenta Cañelles, que prosigue: “Van a subir menos rápido las hospitalizaciones, pero aun así la cosa se va a poner fea».

 

Una ola muy dura, desde el punto de vista psicológico

«Lo más importante sería estar vacunando como locos, como pasó en Reino Unido. Pero aquí, está todo muy estancado», critica.

Igualmente, Cañelles no cree que las restricciones actuales vayan a servir de mucho. «Vamos a tener que tomar medidas mucho más duras, pero la gente está hastiada. Les pilla muy cansados, porque se habían relajado por la llegada de la vacuna. Y va a ser muy dura la vuelta a las restricciones”, adelanta.

Pero sobre todo, afirma, será muy difícil para las personas mayores. “Va a ser muy complicado. Mucho más que en Reino Unido o en Estados Unidos, donde se están relajando los mayores en bloque. Aquí, vamos a tener una parte de la gente de esa edad vacunada y otra, que no lo estará. Y va a ser muy difícil para los que no lo están. Será muy complicado psicológicamente”, avisa.

Fuente: 65ymas.com.